Mirar Montevideo: algunas precisiones sobre la mirada

por Alfredo Torres

La contemplación apresurada, superficial, podría considerar este conjunto de imágenes como una refinada pero poco transformadora vuelta de tuerca sobre el ejercicio estilística realista.

Se impone, en consecuencia, una primera precisión: la observación profunda y desprejuiciada descubrirá que cada una y toda las telas tienen más distancias que cercanías con los preceptos del famoso movimiento surgido hacia 1840, movimiento que todavía hoy sigue ramificando estribaciones por muy diferentes escenarios pictóricos.

"Estación Central". óleo sobre tela, 1998. 81 x 100 cm, José Trujillo.

Desde un punto de vista formal, y prescindiendo de cualquier especulación filosófica, si se acepta que el realismo tuvo como presupuesto fundacional "una representación verídica, objetiva e imparcial del mundo real, basada en una observación meticulosa de la vida del momento" (1), las distancias resultan evidentes.

Las obras de José Trujillo poco tienen que ver con representaciones veristas, y nada con representaciones objetivas e imparciales.

"Central Batlle". óleo sobre tela, 1998. 73 x 92 cm, José Trujillo.

En lo relativo a la capacidad para transmitir claramente la vida de un momento determinado, sus escenografías urbanas, salvo algún detalle circunstancial, parecen confrontar al contemplador con un Montevideo desasido de indicios temporales concretos.

La ciudad puede pertenecer a un tiempo inmediato o puede interpolar décadas diferentes, en algunos casos, puede incluso jugar con la persistencia del presente en un presentido futuro.