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El accidente en la obra de arte
(página 2)
Cualquier material: el óleo, el acrílico, la témpera, pueden ser más secos o más
mojados de acuerdo a quien los use.
El óleo con mucho aguarrás se puede trabajar de la misma manera que la témpera
o la acuarela con mucha agua. Es solamente el manejo individual de la técnica.
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Deux pieds avec croix, 1997. Pintura y barniz sobre papel. Antoni Tapies.
Permitirse que el material fluya es un punto que ayuda a marcar la flexibilidad y también la accidentalidad, ya que a veces muchos de los efectos de una obra tienen características más plásticas de acuerdo a la técnica, cuando se usa con más flexibilidad demostrando así la individualidad. Todo es cuestión de gusto y placer. La sensibilidad reacciona y se aprende a explotar las accidentalidades de la técnica, inclusive ante una técnica más seca como el óleo con espátula, la accidentalidad conduce a mayor plasticidad, porque el arrastre de materia puede formar zonas realmente bellas.
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Untitled, 1954. Oil on paper. Franz Kline.
Lo accidental se incorpora a la forma de trabajo con mucha facilidad, ese “darse permiso” para ver qué sucede sin intención es una postura libre y que lleva al asombro de quien la utiliza.
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