No.14 - Noviembre 2000
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"No sólo enriquecí en el carácter pictórico sino aún más en el filosófico, supo que actitud quería tener ante una tela o la expresividad que quiero darle a la propia obra, una expresión manejada por el pensamiento o filosofía que uno quiere transmitir".

Gabriel y aquel dibujo tirado en un charco

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Aquí encontró un "arte social", se trataba el tema de la muerte, la estructura, la forma, los materiales con los cuales se trabajaba, en todo ello sintió muchos puntos de contacto con el Maestro.

Ese año en el Taller sirvió como puente para su ingreso en la Escuela Nacional de Bellas Artes.

El sueño del hacedor de mapas

Los 24 años de Gabriel fueron algo así como un mojón a partir del cual comenzó un período de definiciones y que no eran pocas ni de fácil resolución. La radicación en una ciudad grande y casi desconocida como Montevideo, la renuncia a un empleo en el cual se desempeñara ya durante seis años, la incertidumbre que en el plano laboral debería enfrentar, el alejamiento de su núcleo familiar, de los amigos y del lugar al cual estaba arraigado.

Cuando terminó la lectura del libro "El sueño del hacedor de mapas". preparó sus valijas, ya no existían dudas, se dedicaría por entero al arte, lo que siempre había querido.

"Espejo de la ascensión", 18,3 x 25,3 cm. Gabriel Lema.

Bellas Artes y una búsqueda que no termina

Al respecto el artista nos expresa:
-"En Bellas Artes la adaptación fue brusca, me tiraron un vendaval de cosas con respecto al arte, distintas ópticas que crean un agobio para discernir lo que uno busca."

Ese primer año se puede decir que fue una prueba en su vida personal. Todo había cambiado, el entorno era distinto, las relaciones humanas diferentes, otras vivencias, la noche de Montevideo, Montevideo en sí mismo.

"Mar de noche y de tierra", 12,5 x 23,8 cm. Gabriel Lema.

Luego de ese primer año vertiginoso, de experimentación total, vino el aprendizaje de los años posteriores, con temas más específicos donde se van mostrando distintas puntos de contacto y el encasillamiento va desapareciendo.

-"Considero que segundo año fue el más enriquecedor, uno ya empieza a reconocer las cosas que quiere tomar y las cosas que quiere dejar."

-"No sólo enriquecí en el carácter pictórico sino aún más en el filosófico, supo que actitud quería tener ante una tela o la expresividad que quiero darle a la propia obra, una expresión manejada por el pensamiento o filosofía que uno quiere transmitir".

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