No. 17 - Julio 2001
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Los cuadros de Pieter Bruegel el Viejo (1525-1569) fueron pintados en los últimos años antes de que la revolución de los Países Bajos destruyera la Escuela Holandesa. Aunque Bruegel pinto principalmente escenas de campesinos y de campiña, sus obras reflejan con frecuencia temas morales.

La pintura del siglo XV al norte de los alpes

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El manierismo de Amberes fue llevado a su punto máximo de refinada complejidad por Frans Floris (1500-1570). Contrastando con este estilo italianizado, Joachim Patenir (1480-1524), desarrolló la fascinación por el paisaje del siglo XV hasta que llegó a ser un tema independiente.

Las escenas domésticas del holandés Pieter Aertsen (1508-1575) encubren un mensaje religioso, pero su gusto por los detalles de la vida cotidiana prefigura la pintura costumbrista holandesa del siglo XVII.

The Triumph of Death, detalle (c.1562). Oil on panel, 117 x 162 cm. Museo del Prado, Madrid. Pieter Bruegel el Viejo.

Los cuadros de Pieter Bruegel el Viejo (1525-1569) fueron pintados en los últimos años antes de que la revolución de los Países Bajos destruyera la Escuela Holandesa. Aunque Bruegel pinto principalmente escenas de campesinos y de campiña, sus obras reflejan con frecuencia temas morales.

El “baile de los Campesinos” se interpreta mejor como crítica de la lujuria e hipocresía de los campesinos que abusan de un día santo considerándolo como una excusa para dar una fiesta. Algunos paisajes multifigurativos como “Procesión al Calvario” (1564) tratan temas religiosos tradicionales. El impresionante naturalismo de los cuadros de Bruegel también señala el nacimiento de una nueva perspectiva laica, que florecería en la edad dorada de la pintura holandesa.

El baile de los campesinos (1567). 114 x 164 cm. Pieter Bruegel el Viejo.

El fresco de “La Santísima Trinidad” de Florencia, realizado para una familia aristocrática, se puede considerar como una de las obras fundacionales de la edad moderna. En la misma se proyecta, por primera vez, el espacio sobre la superficie con ayuda de la perspectiva lineal, redescubierta por Brunelleschi. Surge así la impresión de una auténtica ruptura de la pared que será la base de toda la pintura posterior, hasta producir una pintura ilusionista.

El observador puede identificarse plenamente con el mundo pictórico, acrecentándose el efecto por el tamaño natural de las figuras y por la coincidencia del punto de visión en el espacio real y en el cuadro. Si bien las formas arquitectónicas se toman de la antigüedad, se corresponden al mismo tiempo con las primeras obras de la arquitectura del Prerrenacimiento.

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