Música acunada en algodón y quebracho

por Héctor de León Rivero

Hace poco tiempo que conozco a Lucio, cuando me comentaron que era músico no me sorprendió, su apariencia concordaba con la de aquellos que en los años ’70, hicieron vibrar con sus canciones a quienes hoy andamos por los cuarenta y tantos.

El paso del tiempo ha castigado su larga melena, la cual complementa con una barba moderada, su figura es más bien frágil y lo caracterizan los buenos modales y una natural simpatía.

Nació hace 44 años en el Chaco santafecino y su apellido Balestra a continuación de su nombre serían suficiente presentación, pero cuando nos mencionó su lugar de origen le pedimos que lo describiera:

-“Es un lugar donde el clima golpea fuerte, el invierno es muy duro con temperaturas de cero grado en tanto que en el verano lo más frecuente es soportar temperaturas de cuarenta grados, llueve muy poco, pero cuando llueve lo hace con tremenda intensidad. En algunos regiones se cultiva el algodón y sus derivados y en otras zonas el quebracho colorado”

Su padre era el peluquero de la zona y sus principales clientes eran los vecinos más cercanos, los hacheros del quebracho y los trabajadores del algodón. Al comentar esto, a través de la voz de Lucio se puede percibir un tono nostálgico que culmina con una reflexión:

- “Hoy parece extraño que con un solo oficio y practicado de una forma tan particular se pueda mantener a una familia.”

En sus sueños de niño quería ser aviador, siempre le atrajo la mecánica:

-“Mi padre era muy cachilero, yo quería volar un poco más alto, volar y ser mecánico de avión”

Recuerda que le gustaba mucho la llegada de la primavera, cuando muy pequeño subía al techo de su casa y miraba hacia el cielo esperando ver el regreso de las golondrinas, él también ya pensaba en volar algún día, lejano tal vez, pero lo haría.